Un recorrido por el Camino Natural de Montfalcó

La Comarca más al noreste de Aragón, La Ribagorza , dispone de uno de los caminos más espectaculares de recorrer en la zona norte de España. Fue inaugurado en junio de 2013 y la iniciativa de la comunidad era devolver vida a aquellos núcleos, ya olvidados, que se encuentran en un paraje natural sin igual.

La ruta parte del Refugio de Montfalcó y atraviesa 8 kilómetros hasta llegar a La Masieta en Mont-rebei. Durante unas tres horas recorrerás un camino formado por 291 escalones, puentes levadizos y unas vistas que te dejarán sin aliento.

Jordi Domènech i Arnau (Flickr)

Jordi Domènech i Arnau (Flickr)

Primera etapa

Partiendo de un albergue con bar en Montfalcó, iniciarás tu nueva experiencia. El pueblo que da nombre al camino es un pequeño núcleo rural deshabitado. Atravesando la Comarca y entrometiéndose en la catalana de La Noguera, se conecta con el sendero histórico del GR-1, colmado de importantes localidades durante la Alta Edad Media.

La Sierra del Montsec se levanta entre 2 desfiladeros que conducen por caminos impresionantes que no han sido explotados por el hombre. El río Noguera Ribagorzana marca la frontera entre las 2 comunidades, quedando en la parte aragonesa el Montsec de L’Estall mientras que en la catalana el Montsec d’Ares, dando lugar al desfiladero de Mont-rebei.

Daniel Espejo Fraga (Flickr)

Daniel Espejo Fraga (Flickr)

Un sendero de 300 metros te llevará hasta la ermita románica de Santa Quiteria y San Bonifacio desde la que las vistas de la Sierra serán espectaculares. Entre puentes de vertiginosa altura irás atravesando la Sierra de manera ascendente durante la primera parte del recorrido. Rapaces y formaciones rupícolas te acompañarán por el camino en el que aprenderás el nombre de numerosas plantas. Pequeños miradores se encuentra en esta Sierra que forma parte de la zona exterior del Pirineo Central. Sus zonas escarpadas te harán caminar con cuidado pero sin dejar de admirar un paraje natural precioso.

A mitad de camino llegarás a un área de descanso, justo al lado del cauce de La Tartera. Esta zona de césped será el lugar ideal para tomar un bocadillo y refrescarse antes de reanudar de nuevo el camino, esta vez de forma descendiente.

Horrapics (Flickr)

Horrapics (Flickr)

Segunda etapa

El pino te protegerá del sol en esta segunda etapa. Esta vez la senda posee más anchura conforme se acerca al embalse de Canelles, uno de los más importantes a lo largo del Ebro. Esta se convertirá en una de las zonas más emocionantes de la ruta y es que, para proseguir y llegar al final, tendrás que atravesar unas pasarelas de madera pegadas a las rocas. Si tienes miedo, déjate llevar las verdes aguas y disfruta de la experiencia.

Sílvia Martín (Flickr)

Sílvia Martín (Flickr)

La primera de estas comienza a orillas del embalse y se extiende a lo largo de las rocas de perfil escarpado. Suben hacia una pasarela de 35 metros que une las 2 orillas del embalse. Ni te imaginas las vistas panorámicas que obtendrás del Congost de Siegué, la zona a la que te dirigirás en esta última parte pero no sin antes descender por una empinada ladera. Además, algunas partes del puente cuentan con cristales que dejan a la vista bajo tus pies las aguas del embalse.

Juanedc (Flickr)

Juanedc (Flickr)

El ascenso hacia el siguiente mirador te irá adelantado las vistas del desfiladero de Mont-rebei y las aves rapaces que lo sobrevuelan. Entre escalones que facilitan el camino y vegetación arbustiva llegarás al final del recorrido, de nuevo en el albergue de Montfalcó.

Tercera etapa

Si te has quedado con ganas de más, es posible continuar por el Norte hacia La Masieta o dirigirte al Sur dirección Corç, donde llegarás hasta el pueblo de Ager, una villa con restos románicos entre los que se alza el Centro de observación del Universo Parque Astronómico del Montsec.

Angela Llop (Flickr)

Angela Llop (Flickr)

El estilo románico se extiende a lo largo y ancho del camino en el que se reparten pueblecitos abandonados con un importante patrimonio natural, histórico, artístico y cultural. La arquitectura religiosa y defensiva salpica estos núcleos en los que, en familia o con amigos, podrás disfrutar de una experiencia que nunca olvidarás. (Foto: Jordi Domènech i Arnau)

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *