Casa Rural Montesa

Para desconectar, no hay nada como perderse en mitad de la naturaleza y dejar que el tiempo pase sin ni siquiera darnos cuenta. Este es el objetivo que perseguimos con nuestra preciosa casa rural, situada en pleno centro del pueblo de San Pelayo de Guareña, en la provincia de Salamanca.

Al llegar a la finca, un enorme portón de madera y unos muros de piedra con detalles decorativos nos invitan a descubrir que hay más allá, y el resultado cumple con creces con las expectativas.

• La entrada sorprende con un extenso jardín con un césped muy cuidado, entre árboles y arbustos. Al atravesarlo, y antes de entrar en la casa, de piedra, hay una amplia terraza entre columnas. En ella hay espacio suficiente para unas cuantas mesas con sillas, que invitan a relajarse entre los silencios de los pájaros y la naturaleza y el sabor de la barbacoa.

• Pero, además del relax, también hay hueco para el mejor entretenimiento, ya que hemos habilitado una mesa de ping pong y un estupendo futbolín, que entusiasmarán a los miembros de la familia más aficionados a los deportes.

Una vez dentro, el asombro ante una impresionante casa, con mucho espacio y completamente amueblada, aumentará. Está distribuida en torno a 2 plantas, que, con su amplitud, su decoración, su iluminación y su equipamiento harán a nuestros huéspedes sentirse como si estuvieran en un palacio.

• El comedor, cuyas paredes están decoradas con elementos rústicos y amuebladas con unos cuantos armarios, posee 2 largas mesas que se localizan en el centro de la estancia. Alrededor de ellas, hay hasta 16 sillas para que todos los habitantes de la casa puedan sentarse y disfruten de la mejor cocina. Además, esta zona cuenta con 2 prácticos aseos, con todo el espacio y mobiliario necesario para un cuidado personal de excepción.

• Cercana a esta zona se encuentra la cocina, donde los chefs de la casa podrán dar rienda suelta a su creatividad con el mejor menaje, en una moderna vitrocerámica, con mucho espacio y elementos para cocinar y una preciosa vajilla completa en la que presentar sus creaciones. No faltan, por supuesto, un amplio y moderno frigorífico, acompañado de electrodomésticos de última generación, y espaciosos armarios de madera por la habitación, donde guardar, entre otras cosas, la ropa de cocina que hace más cómodas las tareas en esta estancia y que viste de gala la mesa del comedor.

• Avanzando hacia el interior de la casa llegamos a un amplio y muy luminoso salón, que cuenta, primeramente, con una zona en la que poder relajarse, en sus cómodas sillas situadas en torno a una mesa redonda, entre paredes con vasijas y jarrones. En el salón los huéspedes puede disfrutar de la tranquilidad de ver la televisión, escuchar música o leer tumbados en los cómodos sofás bajo el cálido ambiente de la chimenea.

• En esta primera planta se encuentran las 2 primeras habitaciones de la casa, de las 6 que hay en total. Ambas cuentan con baño propio, para un aseo íntimo perfecto, y una de ellas está especialmente adaptada para personas de movilidad reducida.

• Las otras 4 habitaciones se encuentran en la planta superior, y poseen, como las de abajo, baño propio, con pequeñas ventanas para su ventilación y a través de las cuales se obtienen unas maravillosas vistas del entorno.

• Además de las camas que hay, como mínimo, en estos 6 dormitorios, no tenemos problema en habilitar camas supletorias si la ocasión lo requiere, gracias al amplio espacio del que contamos, o, incluso, una preciosa cuna en la que el bebé disfrutará de un descanso pleno.

• Todas las habitaciones poseen juegos de ropa de cama especialmente seleccionados para cada una de las camas y calefacción, además de mucha luz, que hace que los armarios, mesillas y las paredes, ruralmente decoradas, tengan un brillo especial.

Por si esto fuera poco, también hemos aprovechado el tejado de nuestra casa para habilitar en él una terraza-mirador desde la que disfrutar del descanso de las cómodas hamacas o tomar algo en la mesa, a la luz de las preciosas vistas.

A 800 metros de altitud sobre el nivel del mar, en la provincia de Salamanca y a 25km de la capital, encontramos un humilde y precioso pueblecito de aires castellanos. Se trata de San Pelayo de Guareña, localidad de la Comarca de Ledesma, que bebe de la Rivera de Cañedo, cuya desembocadura se produce en el Río Tormes.

Se levanta entre valles, monte y encinas, en una zona de llanuras, con suelos de granito, cuarzo y arcilla, además de calizas y margas. Sus bosques, de alcornoques, robles, encinas, castaños y pinos, dan hogar a una gran variedad de especies protegidas, algunas de ellas, en peligro de extinción. Entre ellas, destacan lobos, tejones, conejos, hurones, zorros, comadrejas y nutrias, cigüeñas y buitres negros, búhos, entre matorrales de espinos, tomillos, zarzas o retamas, entre otros.

Un entorno natural de este nivel tan excepcional se merece realizar largas excursiones por sus paisajes, como la Ruta de los Arribes del Duero, en la que podemos descubrir los preciosos cañones del río. Además, existe una vía pecuaria, la de Cañadas de las Negras, por la que se organizan rutas que merecen mucho la pena.

El pueblo, quizá desconocido para muchos, es un auténtico tesoro arqueológico, al poseer un gran conjunto rocoso formado por excavaciones que, en tiempos antiguos, se usaban como Cuevas Eremíticas.

Además de gozar de unos paisajes naturales de gran belleza, el pueblo tiene un casco histórico de gran valor, encabezado por su iglesia románica, cuyo interior está organizado a modo de anfiteatro. Esta se encuentra en la Plaza del Moral, punto de encuentro del pueblo.

Cuando el día nos pide un alto en el camino, no hay nada mejor que conocer la zona a través de su gastronomía. En este sentido, se puede visitar la finca Espino Rapado, de ganadería brava, o hacer una visita a la cercana Villa de Ledesma, en la que, después de sorprendernos descubriendo sus callejuelas, podemos degustrar productos regionales que seguro nos harán la boca agua.