Fervenza Casa Grande

Este alojamiento rural es el lugar perfecto en el que perderse por Galicia. Con capacidad para alojar hasta a 20 personas este pequeño hotelito te atrapará desde el momento en el que lo veas a lo lejos. A medida que te acercas y hasta que te topas con su fachada exterior de piedra el proceso de enamoramiento va en aumento, y culmina ya al ver la cuidada decoración de su interior.

Esta combina la tradición rústica con elementos modernos, ya que sabe unir muebles antiguos –restaurados- con detalles actuales así como con los colores vivos y llamativos.

Esta casita está junto a un molino del siglo XVII, en las riberas del río Miño. Río que puedes oír desde el enorme jardín exterior, por el que puedes pasear y en el que, en ocasiones, se celebran aperitivos. Es tan grande que muchas veces se han llegado a celebrar bodas, ya que en el restaurante del hotel se sirven diariamente comidas y cenas y, donde, en ocasiones, las organizan.

En cuanto al propio hotel, en su día fue un caserío gallego que ha sido totalmente restaurado aunque ha sabido mantener elementos originales y, ante todo, no perder su esencia y el encanto en el lugar donde un día vivió un molinero.

En el exterior de A Fervenza también hay una piscina exclusiva para los huéspedes del hotel. Esta tiene un encanto especial, por su forma que no llega a ser rectangular, sin esquinas, y con uno de sus laterales pegados a un gran muro de piedra al que, si sois un poco habilidosos, podréis subir. Tampoco tiene las típicas escaleras que sobresalen, sino que para entrar o salir de ella tendrás que hacerlo subiendo un par de escalones –interiores- que harán que su salida (o entrada) del agua sea más progresiva.

Ya en el interior los huéspedes podréis pasa ratos más que agradables en algunos de los 3 salones que hay en la hospedería, uno de ellos con una típica chimenea gallega. Hay también una estancia con biblioteca donde hay información de la zona, así como distintos tipos de lectura.

En cuanto a las habitaciones hay un total de 9, de las que la mayoría tienen capacidad para 2 personas, pero una es especial por su decoración y tamaño, y hay una familiar donde pueden alojarse hasta 4 personas.

Todos los dormitorios cuentan con un estilo rústico que se aprecia en cada uno de sus rincones. Además, cuentan con un completo cuarto de baño con bañera.

Hasta ellas llega también internet de manera gratuita por Wi-Fi, y son muy cálidas, ya que todas tienen un completo sistema de calefacción.

Y si queréis podéis viajar con vuestra mascota, aunque debéis consultarlo previamente.

Por las mañanas podréis recargar pilas disfrutando del completísimo desayuno que preparamos. Un gran buffet en el que ofrecemos gran variedad de productos artesanos y hechos en las propias cocinas del hotel. Todos los productos que podréis degustar son naturales, como es el caso de la leche, que viene de una granja cercana.

Con ella se prepara mantequilla, yogures ecológicos, bizcochos, etc. Además, en la oferta de comidas hay también frutas y verduras que vienen directamente de la huerta, lo mismo que el aceite, que es de Quiroga.

No lo penséis más, venid a descansar a este paraíso gallego.

Si venís a pasar unos días en esta antigua casona gallega podréis alquilar las canoas que hay disponibles para navegar y conocer el río Miño, en el que podréis bañaros tranquilamente, ya que hay una zona habilitada para ello. Eso sí, cuidado con las piedras del fondo, que si te las clavas… ¡duele!

Otra opción es que os subáis a la bicicleta –que también se alquilan en el hotel- y os lancéis a conocer Terras do Miño, un lugar de máxima protección y que ha llegado a ser premiado como Bosque del Año.

Desde la casa hay varias rutas de senderismo ya marcadas, algunas de hasta 32 kilómetros por las que pasaréis por los bosques y por las riberas del Miño.

Y después de todo esto debéis reponer fuerzas con una buena mariscada, algo muy típico en Galicia. Disfrutad de sus frescos productos y dadle un premio al cuerpo.