Villa Alzina

Si hay algo que tiene esta casa rural es la auténtica esencia de las casas mallorquinas tradicionales, por lo que te ofrece la experiencia única de pasar unos días rodeado de tranquilidad y naturaleza.

Para llegar hasta ella, tendrás que desplazarte hasta Mallorca, concretamente a la localidad de Alcudia, donde no solo podrás conocer uno de los pueblos más bonitos de la zona, sino que podrás contemplar sus increíbles playas paradisíacas.

La casa, que cuenta con capacidad para seis huéspedes, a su alrededor dispone de un amplio espacio ajardinado. En la fachada principal, podrás disfrutar de una zona sombreada, ideal para estar al aire libre, incluso en calurosos días, aunque si se hace demasiado pesado el calor, siempre queda la opción de darse un remojón en la piscina.

En la parte trasera de la casa encontramos el porche cubierto, equipado con mobiliario de exterior junto con una barbacoa, donde organizar una deliciosa parrillada entre todos.

El interior de la casa, en su decoración, mantiene su esencia tradicional, aunque combina armoniosamente con las modernas comodidades con las que cuenta, y está compuesta por dos plantas:

• Planta Baja

Una pequeña sala de estar, junto a la entrada, hace la función de recibidor, para dar paso al salón, un amplio espacio con mucha luz natural que dispone de un espacioso sofá frente a la televisión, junto con una estufa de leña que aporta un agradable calor en días fríos.

La cocina es una estancia independiente, donde el original todo verdoso de su mobiliario contrasta con los variados electrodomésticos de gama moderna.

Dos habitaciones también están incluidas en esta planta, ambas con un par de camas, y compartiendo el cuarto de baño que cuenta con una bañera.

• Planta Superior

Esta planta alberga el dormitorio principal, con preciosas vistas de los alrededores y un amplio espacio en el que se distribuyen la cama de matrimonio y un pequeño escritorio, teniendo además, integrado el segundo baño de la casa.

No se admiten mascotas.

Alcudia, en Mallorca, es uno de esos pueblos que aún conservan su gran encanto a pesar de ser una zona turística.

Entre las calles de su casco antiguo podemos respirar ese aire de tiempos ancestrales, donde antiguas casas y monumentos aún perduran, como algunas de las puertas de la antigua muralla que rodeaba a la localidad y que, a día de hoy se mantienen en pie.

Además, no solo reside su encanto en sus antiguos orígenes y los vestigios de ello, sino que sus espectaculares playas y calas hacen de ella un magnífico rincón para los enamorados del mar.