Casas Rurales con Barbacoa en El Rasillo

Hemos pasado un sábado estupendo de septiiembre alojados en El Vallejo. La decoración de la casa es muy bonita y hogareña, lo cual hace que te sientas cómodo y relajado desde que entras. Las vistas muy bonitas y el trato estupendo, la gente es muy amable. El desayuno muuuy rico. Posible mejora: insonorización de las habitaciones. En cuanto a lo demás, es perfecta para ir un fin de semana y visitar las cuevas de Ortigosa, totalmente recomendado.

Hicimos el alquiler online de este alojamiento rural ubicado en El Rasillo, un pueblo muy tranquilo, cuidado y pintoresco, dotado de todos los servicios necesarios por si te falta algo. Tiene una localización óptima para excursiones y visitas de todo tipo, culturales: Valvanera o Cañas… Paisajísticas: Cebollera, Urbión, El Achichuelo o Cuevas de Ortigosa Gastronómicas: sobran las palabras, en toda la provincia se come y se bebe bien en cualquier zona y a muy buen precio. Para poner el lazo final, Logroño y su área comercial está a sólo 30 minutos.

Una casa genial en su conjunto, habitaciones espaciosas y agradables, como el resto de estancias, donde el reposo es un placer. El trato de sus dueños es de lo mejor, tal y como si fuera tu familia, procuran solucionar cualquier inconveniente que tengas, cualquiera que sea. Los desayunos en la terraza-mirador es una exquisitez, por su contenido como por el paisaje que tienes frente a ti. A propósito, esa noche de regreso a la casa, se nos cruzo en la carretera un corzo bastante grande y con una excepcional cornamenta, fue un agradable encuentro.

Mi pareja y yo hemos estado alojados en esta casita dos noches y nos ha sabido a muy poco. Hemos vuelto encantados tanto con la vivienda como con el entorno, está muy bien situada para poder visitar la zona con facilidad, si os gusta caminar, tenéis bastantes opciones para poder hacer rutas por la Sierra Cebollera, o visitar los pueblecitos de alrededor. Sobre todo destacar, además del excelente gusto en la decoración, que la hace muy acogedora, la limpieza impoluta y los magníficos desayunos que ofrecen, el inmejorable y cariñoso trato que hemos recibido de Silvia y Abel, los propietarios.

Un conjunto de amigos tenemos la ida costumbre desde hace diez años de juntarnos seis días para festejar el final de año. Al comienzo con los hijos pequeñísimos y ahora transformados en jóvenes adultos y rebeldes adolescentes. De año en año procuramos casas cómodas, grandes, diferentes, situadas en lugares atractivos, con posibilidades de hacer muchas excursiones y agotar a toda la “manada”, para por la tarde volver a la casa rural y gozar del espacio y de las tertulias con los amigos en un buen salón y que la estruendosa chiquillería tenga su sitio reservado, para entonces cenar todos juntos en un extenso comedor.

El lugar es muy realmente bonito, lleno de verde y naturaleza. El paisaje perfecto y el entrono igual. Los dueños, 2 personas geniales que te hacen sentir bien acogidos vengais de donde vengais. Las habitaciones espaciosas y decoradas estilo "rural" muy acordes con ese "toque" que se busca en estos sitios. Los desayunos son pero que resaltables, nos han ofrecido mermelada casera, bizcocho casero, torraditas de pan con tortilla revuelta y jamón, foiegras "casero" del que hacen en la cooperativa del pueblo.

Terminamos de retornar de esta casa y no puedo decir más que maravillas. La casa hermosa, por la parte interior y por fuera, la habitación muy agradable, calefacción perfecta (con posibilidad de regular la temperatura desde la propia habitación), equipamiento al detalle... Y lo mejor, el desayuno que nos ha preparado el dueño. Cuando hemos bajado teníamos en la mesa bizcocho, jugo de naranja, café, colacao, 4 torradas con revuelto de huevos y chorizo, queso y una cestita con torradas, mantequilla y mermelada.