Casas Rurales con Chimenea en Andrin

Hemos estado cuatro noches en La Torre II y la verdad, no ha podido ser mejor. Nada pero llegar, te recibe Andrín con sus calles y sus habituales casas asturianas, su gente, siempre y en todo momento presta a asistir y a darte un buen rato de charla. Entonces llegas a La Torre y ves la casa, rodeada de un jardín enorme, cuidado,...cuando entras en ella aún te agrada más, paredes de piedra, una chimenea, la cocina con una mesa enorme y con todo género de detalles, las habitaciones muy agradables.

Nosotros no hemos estado en este puente mas si hemos sido clientes del servicio de las casas (hemos alquilado la de cuatro). No compartimos lo que afirma esta señora de la casa y de sus dueños, puesto que a nosotros no nos faltó de nada. Como estuvimos a lo largo de quince días, como es natural debimos restituir el papel del váter y es curioso, mas el tostador, que funcionaba cuando llegamos, se estropeo a lo largo de nuestra estancia. No tuvimos inconvenientes en que nos lo repusiesen en el día e inclusive la sarten pequeña, la de los huevos fritos, que tenía el antiadherente algo gastado y se pegaban, se lo comentamos y nos la cambiaron por una nueva.

Vengo yendo desde hace unos años a este fantástico lugar, -no solo en familia completa pequeños incluidos, sino más bien asimismo en pareja conjuntamente con mi esposa-, para gozar tanto del ambiente y paisaje, cuanto de la auténtica calidad de las casas y alojamientos, que son no únicamente agradables y con perfección dotados, sino más bien asimismo de la calidad y buen gusto de su arquitectura, dotación y comodidad.

Somos una familia mallorquina que de año en año, desde hace quince, repetimos en La Torre. Nuestras hijas han ido medrando con exactamente los mismos amigos que un año tras otro se rencuentran en Andrin. Para ellas es como verano azul, han pasado de edificar cabañas , montar en bicicleta....hasta surfear ahora que son mayores.... Las dueñas son una familia cautivadora, para nosotros ya

Hemos pasado cuatro días con la familia y estamos encantados. ¡Un trato genial por la parte de la dueña, una casa hermosa y bien cuidada y un ambiente inusual! Todos lo hemos pasado a lo grande, incluido el can, que estaba la mar de contento con tanto terreno donde correr. Aconsejo mucho la playa de Andrín, la de Toró y la de San Antolín, son espectaculares. ¡Vamos a repetir en invierno!