Casas Rurales para Dos Personas en Cercedilla

Bungalows rurales (cabañitas de madera) en plena sierra madrileña. Nosotros fuimos en pareja a pasar un fin de semana romántico y es ideal para parejas que además practiquen el turismo activo como es nuestro caso. Muy recomendable para visitar la sierra de Guadarrama.

Cada uno que cuente la feria segun le vaya. Para nosotros fue perfecto, nada de otros comentarios que hemos leido como contratiempos en el pago o sitio desatendido o sucio. Claro, que algun bicho vimos, porque es el campo.las habitaciones estaban limpias. Nos trataron con respeto y educación. La relación calidad-precio me parecio más que buena. Desayunamos, dormimos y cenamos los tres por menos 299€,dos noches en lo que considero un entorno de lujo.

Volvemos de vivir la semana santa somos un matrimonio con nuestros hijos pequeños (entre 12 y 19 años). Todos somos bastante deportistas y la zona no puede ser mejor para hacer rutas en BTT o hacer senderismo por la sierra de Madrid que es todo un lujo que tenemos infravalorado. Alquilar estas casitas de madera en mitad del monte parece sumirte en un cuento. Lo recomiendo.

Hemos pasado unos días durante el puente de mayo con amigos. Es la plena expresión de casa con encanto. Está puesta muy rústica pero con cariño. Todo de madera y los baños recien reformados. Es una casa muy recomendable para ir en grupo a conocer la sierra y disfrutar de las montañas.

Mi marido y yo hemos pasado un fin de semana de Febrero alojados en la Posada de Peña Pintada y nos ha encantado. El trato con los propietarios es muy bueno y familiar y están dispuestos en todo momento a ayudarte y darte un consejo para pasar una estancia buena en Cercedilla y alrededores. La Posada es muy acogedora, las habitaciones muy limpias y agradables, hay una biblioteca pequeña y un salón comedor con chimenea muy cuco, nos tomamos unos poleos al lado de la chimenea y por la noche cenamos allí, la variedad en la carta no es muy extensa, pero después de estar todo el día de ruta y visitando cosas, y después de darte una ducha, aconsejo cenar en la posada, hay ensaladas, entremeses, bocadillos, tostas y hamburguesas.

Hola, he estado este fin de semana pasado con mi marido y mi hija. El sitio es estupendo, muy cerca de la montaña, todo muy verde, con árboles y el río pasa justo a la vera de las habitaciones. Al sitio no le falta de nada, las habitaciones son agradables, la cama muy agradable. Tienen 2 edificios, uno para el restaurant y otro para las habitaciones; de esta manera si deseas estar sosegado, no te molesta el posible estruendos del restorán.

Hemos hecho una escapada desde Madrid capital, para celebrar nuestro aniversario y nos hemos visto gratamente sorprendidos tanto por el entorno, las instalaciones y su excelente personal. Destacar el agradable trato de todas las chicas encargadas del establecimiento (El chupito al borde de la piscina inesperado sentó muy bien). La cena estupenda, ofreciendo servirte tanto una bebida como una comida, en cualquier estancia del alojamiento.

Fui a Los Castaños buscando calma y calidez, y mis esperanzas fueron extensamente superadas. No solo por la belleza de la finca y el alojamiento -en una casona del siglo XIX con una historia curiosa- sino más bien por el magnífico trato y atención recibida por la parte de Carmen y Javier, fundadores y anfitriones de altura. Los Castaños ofrece una serie de "pluses" que difícilmente pueden ser medidos en rankings o bien dinero: desde las comidas, hechas con amor y buena mano, a las conversaciones, el buen talante, la familiaridad, el respeto y el cariño en el trato. Mi habitación daba a un costado del enorme jardín de la finca, con un enorme árbol dando sombra y buen cobijo. Si iba buscando serenidad para poder tomar resoluciones esenciales, no puedo imaginar mejor sitio. Los Castaños está repleto de rincones singulares: la terraza, el comedor, las propias habitaciones, el jardín y, en lo alto de la finca, el val de los castaños que dan nombre al alojamiento. La relación calidad/precio es muy prudente, dado el servicio recibido. No puedo más que aconsejar que se obsequien una estancia en este sitio realmente singular