Casas Rurales para Dos Personas en Cabrales

Hemos vuelto de una estancia en este sitio y nuestra opinión es positivísima.El sitio es de fácil acceso y esta cerca de las excursiones pero caracteristicas de Picos de Europa, y también muy cerca de la costa si se quiere hacer también un tanto de playa. El piso era muy agradable, bonito y no nos falto de nada, eso si, resaltar que la muchacha que lo lleva todo, Noelia, es la que hace que este sitio sea cautivador.

Un paraíso terrenal que dispone inigualables vistas a los Picos de Europa gracias a la que nos quedarán grabadas en nustras retinas los amaneceres y atardeceres más bonitos que he vsto en mi vida. En cuento a la casa de aldea todo es increíble muy bien cuidado y no le falta el mínimo detalle, limpieza inmejorable y con mucho calor humano gracias a sus anfitrión que nos preparó desayunos con productos ecológicos de la zona, tan variados y rebosantes de campo, un lujo.

Nosotros aprovechamos nuestro tiempo libre para viajar y de año en año un destino obligatorio es Asturias por sus paisajes, su comida, su gente... y por algo va a ser que desde el año dos mil dos que se abrió El Torrejón siempre y en todo momento nos alojamos allá. Vimos como se edificaba y lo cierto es que semeja que no pasan los años por él. El mantenimiento del hotel es impecable, la limpieza irreprochable, las nueve habitaciones (hemos pasado por todas y cada una) muy cucas y agradables y la emprendedora MªCarmen, Pancho y Ana son cautivadores.

Piso extenso y con todo lo preciso. Muy cómodo y apacible. Bien ubicado a pocos kms de lugares simbólicos como el Cares, Bulnes, Cangas, Lagos... Ideal para ir con pequeños.

Sencillamente GENIAL. La casa te transmite paz, desde el momento en que entras por la puerta hasta el momento en que sales vuelta a casa.... Lo que buscas cuando sales fuera de vacaciones es como estar en tu casa, y en estas vacaciones lo hemos logrado. El desayuno con tu puerta abierta, una ducha fabulosa en ese baño, un reposo apacible en el sofá viendo la TV, reposar en la silla mientras que escuchas el río y sobre todo el placer de dormir en cama cuando vuelves de hacer una senda por la montaña.