Casas Rurales con Piscina en Galapagar

Salimos desde la capital y el cambio al llegar al Valle del Lozoya fue increíble en menos de una hora. Más concretamente al llegar al valle alto, donde esta Alameda. Sabor a otoño, el pueblo huele a leña. Precioso, casitas de piedra, preciosos paseos y un colorido espectacular de hojas. Las casas de campo son una pasada, preciosas, todo súper nuevo y no les falta detalle.

Rinconcito de la sierra madrileña perfecto para el retiro, la meditación y el descanso. El alquiler de un fin de semana es más que suficiente para hallar la desconesión y encontrar la paz. Decorada con colores originales y un toque modernista, nos ha encantado su independencia e instalaciones. Aislados del ruido y entre montañas hemos pasado unas vacaciones de 10. Hay mucho que visitar en los alrededores si os gusta el turismo rural.

Hemos estado este fin de semana en el alojamiento nº 10 y todo muy bien, nos atendieron encantados a pesar de llamarles mil veces y marearles un poco. Todo amabilidad, y aunque podían haber entrado al piso para dejar una silla, factura y demás, reservaron totalmente nuestra privacidad. Si hay que ponerle algún pero, las mascotas de otros no se callaron en todo el fin de semana, y hacía excesivo calor dentro, un par de ventiladores no hubieran estado nada mal.