Turismo rural en las Hoces del río Duratón

Cascadas de vértigo, sinuosos caminos entre montañas, calas recónditas…nos encanta recorrer la geografía española para traerte rincones con encanto que hagan que te enamores aún más de nuestro país.
Hoy vamos a hacer una excursión a Segovia para conocer un auténtico museo al aire libre: las Hoces del río Duratón. ¡Comenzamos!

Empecemos por el principio, ¿dónde se encuentra?

Miriela Rodríguez_wikipedia

Miriela Rodríguez_wikipedia

El río Duratón, que significa Duero Pequeño, se inicia en la serranía madrileña, en su límite con la provincia de Segovia. Para ser más exactos, su nacimiento surge en La Chorrera de los Litueros, un salto de agua de más de 1.400 metros que abre camino a paisajes que atrapan a cada paso.
El río se prolonga a lo largo de 27 kilómetros que dejan a su paso hermosos paisajes que no necesitan de ningún filtro. Declarado como Parque Natural desde 1989, ocupa una superficie que casi llega a las 5.000 hectáreas.

Un poco de su historia

Como todo lugar de categoría que se precie, las Hoces del Duratón no podían estar exentas de una leyenda que pone ese punto de misterio que despierta la curiosidad de todo hijo de vecino.
Narra la leyenda que San Frutos, el patrón de Segovia, se retiró hasta el final de sus días a practicar el espiritualismo en este hermoso lugar y que un día, un grupo de cristianos era perseguido por los musulmanes y se refugiaron en la ermita de San Frutos. Para proteger a los cristianos, San Frutos golpeó el suelo con su bastón, creando una brecha mágica que arrojó a los infieles al abismo.
Pero no es la única leyenda que gira en torno a este lugar: se cuenta también que allá por el siglo XIII un marido sospechaba que su esposa le era infiel, y tal era su enfermiza desconfianza, que decidió arrojarla al precipicio. Sin embargo, la mujer era inocente, y San Frutos decidió salvarla de la muerte.
Aunque desconocemos cuál será la versión real, si es que hay alguna, estas viejas historias avivan aún más las ganas de conocer el lugar.

¿Qué podré ver en su paisaje?

M Peinado_Flickr

M Peinado_Flickr

Los paisajes de las Hoces del Duratón están repletos de figuras serpenteantes y cañones que llegan a alcanzar los 100 metros de profundidad.
El entorno está rodeado de pueblos rebosantes de cultura y tradición, habiendo llegado hasta nuestros días una buena parte de sus imponentes castillos y templos religiosos donde rememorar las épocas del pasado.
Uno de los imprescindibles de la ruta es la Ermita de San Frutos, la de la leyenda. Se trata de un conjunto monástico del arte románico levantado en el siglo XII (aunque su construcción original es más antigua todavía). Es un auténtico mirador natural, pues se sitúa al borde de un acantilado, así que cuidado al asomaros.

Roman Santos 2_Flickr

Roman Santos 2_Flickr

Continuando con el arte sacro, no os podéis perder las ruinas del Convento de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz. Es uno de los enclaves más fotografiados, ¡y no es para menos! porque su belleza ha llamado la atención de personajes tan ilustres como la mismísima Isabel la Católica. Aunque en la actualidad no es posible pisar su suelo, se puede admirar desde los miradores o desde el agua.
Y al decir desde el agua no estamos hablando de que vayas nadando por el río, sino que podéis surcar el cauce del Duratón en piragua, ya que hay varias empresas que ofrecen esta posibilidad cuando el tiempo acompaña.

Alberto de Francisco_Flickr

Alberto de Francisco_Flickr

Lamentamos deciros que no estaréis solos durante la travesía, sino que estaréis escoltados por uno de los animales más codiciados: los buitres leonados.
Y es que resulta que en las Hoces del Duratón anida la población más numerosa de buitres leonados no solo de España, sino ¡de toda Europa! Admirar su vuelo y observar su elegancia es una maravilla en sí misma, pero si además lo hacemos en un entorno como este, mejor que mejor. Para verlos, acordaros de no hacer demasiado ruido, ya que si escuchan sonidos fuertes se alejarán de nosotros.

Roman Santos_Flickr

Roman Santos_Flickr

 

Recapitulemos: hasta el momento hemos visto paisajes naturales, cultura y animales salvajes, ¿echáis algo en falta? Efectivamente, llega el momento de adentrarnos en el subsuelo del Duratón.

Dentro del Parque hay varias cuevas en cuyo interior hay muestras del aire rupestre de las poblaciones eremitas. Una de las más conocidas es la Cueva de los Siete Altares, donde hay 7 altares escavados entre las rocas de la montaña.
Pero para mayor encanto, os gustará saber que es la primera iglesia cristiana de toda Segovia, donde se solían reunir los habitantes de la zona para rendir culto a Dios.

Aunque te hemos dado unas pistas de cómo disfrutar de las Hoces del Duratón, no hay nada mejor que descubrir en primera persona las sensaciones que provoca su belleza, así que, ¿a qué esperas para venir?

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